Veríamos los almendros muertos que se han convertido en la imagen fotocopiada en blanco y negro del árbol que fue. Roger van der Weyden, en su Descendimiento, representaba a María sin color, la piel blanca, sin sangre, sin vida, como una fotocopia en blanco y negro de lo que era.
Y en el entorno, paisaje de garajes, carteles publicitarios, tendidos eléctricos y depósitos de agua que nos recuerdan que la realidad es otra y que nos gusta mirar a través de los ojos de Friedrich.
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