

Pero cada vez menos en la realidad. Y un ejemplo de esa reducción a símbolo vacío, a fachada/máscara, es el cedro superviviente de la antigua guardería de la carretera de Alcañiz. Primero fue la eliminación de sus congéneres, se pasó a la amputación de sus raíces, la sequía de sus ramas inferiores y, por último, la drástica poda para acomodarse a la esquina que el edifico le concede tal como podemos ver en el cartel que lo publicita. Así que el árbol arrancaba su copa desde el primer piso y sobrepasaba el edificio. Algo no encaja porque ya se inicia desde el suelo del segundo piso, su copa no es simétrica, ya no crece a sus anchas como sí lo hacía antes.
Esta claro que no me llevarán allí y sí, en cambio, que me enterrarán bajo un árbol
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